Una resistencia heredada

22 octubre 2017. Periferia.

El Movimiento Social por la Defensa del Agua, la Vida y el Territorio, Movete, es una articulación de organizaciones sociales, juveniles, ambientales y campesinas que nació en el 2013, por la necesidad de trabajar en conjunto para el Oriente de Antioquia. Este ejercicio de resistencia y defensa del territorio tiene un antecesor en el Oriente antioqueño: el Movimiento Cívico.

El Movimiento Cívico, una lucha que no culmina
Desde que el Oriente antioqueño, en la segunda mitad del siglo pasado, se colocó como un polo de desarrollo a nivel nacional e internacional con la construcción de la autopista Medellín – Bogotá, el aeropuerto José María Córdova, más la expansión urbanística desde el Valle de Aburrá hacia el Oriente cercano y la llegada de las hidroeléctricas, las comunidades empezaron a verse afectadas. Fueron las altas tarifas de energía para esta región productora de la misma, lo que motivó a la conformación del Movimiento Cívico del Oriente antioqueño, quien desde entonces emprendió un ejercicio de organización y movilización.

Beatriz Gómez, oriunda de La Unión, Antioquia, hizo parte del Movimiento Cívico en el Oriente antioqueño desde 1993. Tratando de recordar cómo inició labores la organización, logra acertar con precisión cuando afirma que “hubo muchas personas ‘tesas’ y ‘berracas’ trabajando por las comunidades y la defensa de los territorios y del agua”. Doña Beatriz, algo nerviosa y un poco agitada, tal vez por sus 68 años de edad, de los cuales dedicó más de 30 a la lucha y al Movimiento Cívico, recalca con orgullo que en el Oriente antioqueño se peleó en primera instancia contra uno de los servicios de energía más costosos del país.

Beatriz expresa con altivez que en ese suceso contra la empresa de energía Grupo Unión, quien suministra actualmente el servicio en el municipio de La Unión, inició en 1998, y que los líderes llevaron a cabo acciones de hecho como quemar llantas para visibilizarse. En esos años de tensión, doña Beatriz cuenta que se hacían reuniones clandestinas por el temor a la amenaza y el sometimiento, pero que aun con ello el amedrentamiento logró dispersar a los miembros del Movimiento Cívico.

Sin embargo, manifiesta con una alegría efusiva en su tono de voz que sus dos hijas han heredado parte de esa motivación, por lo que María*, la mayor de ellas, trabajó en la Gobernación de Antioquia y ahora está en la Alcaldía de Medellín debido a sus iniciativas. La otra hija de doña Beatriz, Luz Dary Valencia, junto a su nieta, Alejandra Valencia, se encuentra apoyando organizaciones sociales que se empeñan en defender el territorio en el Oriente, como la Tulpa Comunitaria y el Movete, las cuales actualmente se esmeran por retomar ese mecanismo de lucha.

«El Movimiento Cívico me dejó algo hermoso. Más que miedos, satisfacciones, y le pude abrir los ojos a muchas personas y muchos jóvenes, y el trabajo con la memoria colectiva ha sido fundamental. Hoy la intención por retomarla con la lucha contra el extractivismo es una forma atrevida pero genial de trabajar por el territorio y reactivar la memoria”. – Beatriz Gómez.

 

Constitución del Movete y los actuales escenarios de conflicto
La Mesa de Derechos Humanos del Oriente antioqueño presentó en el 2012 un informe alrededor de la crisis humanitaria dada por la creciente presentación de proyectos extractivos en el territorio; mostró 52 pedidos de concesión para micro o macrocentrales e hidroenergéticas para ese período.

Esta fue la primera motivación, pero no la más importante para el surgimiento del Movete, pues según explica Juan Bernal, quien pertenece a Conciudadanía e integra el movimiento, por otro lado el Equipo Departamental de Servicios Públicos y Pobreza (EDSPP) que venía actuando en el Oriente junto a otras organizaciones, visibilizó desde años anteriores las problemáticas con el agua desde esta parte de Antioquia.

En el 2013 se logró juntar la propuesta de la Asamblea Bosques con la planteada por el EDSPP, La primera trataba de identificar las problemáticas adyacentes en los proyectos extractivistas y la segunda proponía el Festival del Agua como mecanismo para unir al Oriente antioqueño, poniendo en claro las actividades mineroenergéticas y las consecuencias que se pretendían en el territorio. De esta manera, y desde el primer Festival, el cual reúne anualmente a unas mil personas, se trabajan cinco líneas: Hidroenergía, la minería, monocultivos, la seguridad y la soberanía alimentaria, y conflicto armado (víctimas y memoria).

Luego de esto se evaluó el Festival del Agua y se consideró crear un actor para tal manifiesto, por lo que se consagró el Movete y nació oficialmente a finales de noviembre del 2013.

A pesar de lo anterior y la adaptación de las luchas hechas por el Movimiento Cívico, Johan Higuita, un estudiante de la Universidad de Antioquia de 24 años de edad y quien lleva dos en el Movete, asegura que las “movidas” de los gobiernos de turno para conceder terrenos a las multinacionales “generaron principalmente avances en las estrategias paramilitares, quienes legitimaban los proyectos en la región frente a la resistencia que venían desarrollando las comunidades”.

Antioquia está en un momento álgido, por lo que Movete se activó para organizarse, informar y luchar contra las microcentrales, reforzando las relaciones entre las comunidades y adelantando algunas acciones jurídicas para buscar formas de resistencia a estos proyectos, así como germinando movilizaciones que concienticen a las poblaciones del Oriente antioqueño. Lo que se viene en términos de políticas de Estado es preocupante, pero este tipo de expresiones que heredan otras formas de lucha prometen una apuesta solidaria con el departamento, las comunidades y el medio ambiente.

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