Paro desde el sur: claves para entender una lucha social en movimiento

Ene 12, 2018TrochandoAmbiente y Territorio, Movilización Social

El país viene atravesando un traumático proceso de transformación productiva caracterizada por la tercerización de su economía en estos momentos englobada en el marco del comercio y los servicios, la informalidad de la fuerza de trabajo que en Bogotá llega al 54,4%, lo que deja claro por qué la ausencia de una producción con valor agregado y la profundización de un modelo expulsor de materias primas, da como resultado este panorama.

Esta situación ha llevado al país a experimentar una profunda crisis que se agudiza desde hace unos tres años, viéndose en el panorama propuestas y políticas para la re dinamización del proceso de acumulación del capital mediante la utilización de modelos de crecimiento y urbanización a partir de dinámicas de especulación y crecimiento del precio de la tierra urbana, la dinamización del mercado del trabajo en el pauperizante sector de la construcción, muy intensivo en mano de obra y bajo en composición de capital, que aunque contribuye a la reducción a un dígito en la cifra de desempleo, muy poco aporta a criterios de crecimiento real.

Siendo entonces esta una de las propuestas para superar la crisis de acumulación capitalista del país, se entiende por qué hay la necesidad por parte de la burguesía y el gran capital de consolidar un modelo capitalista de ciudad mediante una serie de políticas públicas e instrumentos del ordenamiento territorial, con el ánimo de rediseñar la ciudad luego de 12 años de gestiones “progresistas”.

En este contexto aparece y se reencaucha Enrique Peñalosa más un gerente que un político según su definición propia y es precisamente esta definición, la que permite entender por qué su gobierno se caracteriza por un alto centralismo antidemocrático y un grado no menor de autoritarismo administrativo, que se evidencia en iniciativas como la profundización de una sociedad policiva que se centra en la persecución a la condición de desposesión y de pauperización de los sectores populares, a partir de su célebre política de espacio público contra los vendedores ambulantes.

De la misma forma se observa su reducción de políticas sociales y desfinanciamiento de los Bienes de Consumo Colectivo (BCC) sobre todo de la educación, la salud, y los servicios públicos, que pasan por una preocupante coyuntura gracias a la política de privatización a las que se le somete, ejemplo de ello es el caso de la ETB; en fin la consolidación de un modelo de ciudad reflejo del propio del país que trae a su haber contradicciones específicas como la conurbación con los municipios y regiones aledañas, la insostenibilidad ambiental reflejada en casos como los del rio Bogotá y el basurero de doña Juana, así como la pauperización e informalización de la población económicamente activa.

Ante este panorama los movimientos políticos, las organizaciones sociales y los ciudadanos de a pie han venido manifestando su descontento ante las consecuencias que trae este trasnochado planteamiento de ciudad. No obstante, la visiones frente al que hacer han sido múltiples y en algunos casos algunas han dejado por fuera elementos sustanciales como que Peñalosa es una clara manifestación del pacto inter oligárquico que vive el país (unidad nacional) que se evidencian en sus apoyos de partido y el control sobre el concejo y de la consolidación de un proyecto económico desde un modelo específico de ciudad mediante el perfilamiento del ordenamiento territorial a partir del POT; lo anterior dado de baja, por dar relevancia a un ataque mediático a sus formas despreocupadas y pragmáticas a la hora de hacer política.

Estas ausencias preocupan y por eso fue necesario dar respuesta desde el campo popular a partir de ejercicios como los comités de llamado a la revocatoria, ejercicios de análisis y problematización de estas políticas a la luz de reivindicar el derecho a la ciudad, o el llamamiento de paro desde el sur en el marco de la cuenca del Tunjuelo, durante la jornada del 27 de septiembre denominada Prepárese.

Hacer un llamamiento a paro es un acto de consecuencia a la coyuntura y despertar del movimiento cívico y popular en el país, que ha dado muestras de dignidad en escenarios como Buenaventura, Choco, Remedios o Segovia, así mismo era una acto de memoria para conmemorar los 40 años del paro cívico nacional de septiembre de 1977, pero sobre todo es la necesidad de reivindicar un método histórico e imprescindible de la lucha social, en donde el pueblo es protagonista y las calles un escenarios que supera los convencionalismos de la política.

Hacerlo desde el sur era dejar en evidencia el marcado proceso de segregación socio espacial que la ciudad región Bogotá- Sabana presenta, en donde históricamente ha relegado allí a los sectores populares y a las mayorías de las clases trabajadora más pauperizadas, a coexistir con dinámicas económicas como cordones industriales de alta carga contaminante, complejos de extracción minera o el infame relleno sanitario de doña Juana (RSDJ).

Reivindicar la cuenca del Tunjuelo es ampliar la mirada territorial a un espacio más amplio y extenso que la limitada división administrativa distrital y regional que separa la totalidad en localidades y municipios. Es dar importancia a la cuenca del rio Tunjuelo, un espacio geográfico con atributos naturales fundamentales por la conexión con el páramo más extenso del mundo, el páramos de Sumpaz y la riqueza hídrica, mineral y energética que posee. Es a su vez hablar de unos de los lugares más densamente poblados del país con cuatro millones de persona en unos 415 kilómetros cuadrado, en fin 8 localidades (Sumapaz, Usme, Tunjuelo, Ciudad Bolívar, Bosa, Kennedy, san Cristóbal y Rafael Uribe) y el municipio de Suacha.

La jornada de movilización de este 27 de septiembre denominada Prepárese tenía como objetivo desarrollar una jornada de movilización y llamamiento a los habitantes del sur y de toda la región a concentrarse y prepararse para desarrollar una jornada de paro en el mediano y largo plazo. Este llamamiento fue un éxito en la medida que logro convocar a varios sectores sociales que se sumaron a la jornada con decisión y propuesta como fue el caso, de los campesinos afectados por la amenaza de ampliación del RSDJ, los recicladores de oficio en pie de lucha contra la licitación de aseo, los conductores del SITP en búsqueda de mejores condiciones de trabajo, las organizaciones cívicas y comunitaria exigiendo la ampliación y financiación de los BCC y el conjunto de la comunidad reivindicando el derecho a un ambiente sano y unas condiciones de vida digna.

La pertinencia de esta apuesta desde la resistencia, la organización y la movilización busca construir un movimiento popular urbano desde los sectores sociales, donde el protagonista sea el pueblo con sus luchas, que necesariamente debe plantear iniciativas y propuestas que empoderen el sur de la ciudad y sus habitantes en el control estratégico de estos bienes de consumo colectivo, ya sea a partir de asociaciones de trabajadores (recicladores de oficio) y empresas comunitaria (manejo de residuos sólidos, saneamiento ambiental) , en un escenario de plena financiación público, bajo la gestión y control popular en la administración de estos recursos. Estos planteamientos consideramos pueden ser capaces de superar lecturas inmediatistas, electoreras y pragmáticas, que han sido las responsable de la cooptación y falta de dinamización del movimiento popular en los últimos años.

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