Relatos de comunidades del Cañón del Río Cauca ¿La gente o el megaproyecto?

16 jun. Colombia Informa.- Campesinas, pescadoras y barequeras del Cañón del Cauca, articuladas al Movimiento Ríos Vivos Antioquia, llegaron a Bogotá para alzar sus voces después del desastre provocado por el megaproyecto Hidroituango. Durante una rueda de prensa llevada a cabo el día 14 de junio las y los voceros de Ríos Vivos exigieron a Empresas Públicas de Medellín -EPM- que diga la verdad sobre los reales daños sociopolíticos, culturales y ambientales que ha provocado Hidroituango en esta región del país. Así mismo lo ratificaron el día 15 de junio, pero por medio de un plantón en la ciudad de Bogotá

Hoy las comunidades quieren que se les escuche y exigen a EPM, al Gobierno y a los medios masivos de comunicación, que le cuenten al país la verdadera historia que viven las personas afectadas por la tragedia generada gracias a esta represa. Desmantelar Hidroituango y contar toda la verdad, son los principales reclamos de la comunidad.

Las afectaciones sociales que ha traído el megaproyecto son irremediables. Actualmente los pescadores, campesinos y barequeros de las zonas del Cañón del Cauca, han visto cómo los trabajos ancestrales como la pesca, la agricultura y la minería artesanal desaparcen. La inminente amenaza de que la represa se derrumbe a hecho que muchas personas se desplacen de manera forzada.

“Porque uno lo pierde todo, todo, su casa, sus papeles, su arraigo, su trabajo, ¡todo!. Yo le decía a un compañero esta mañana, “yo estoy bregando que me adopte alguna sociedad del mundo o alguna persona porque, no sé, no tengo a donde ir”; porque sí, EPM o Hidroituango me dicen “le vamos a dar su casa porque esto se lo llevó”, pero ¿yo que hago en esa casa? Yo lo que sé es minear, pescar o barequear, y trabajos por ahí menores. Entonces yo qué haría metido en esa casita, si no tengo cómo mantenerme, yo me imagino, es que no alcanzo, ¿qué va a ser de mi vida y de la vida de todos los que lo perdieron todo?”

Las comunidades exigen al Gobierno y a EPM que deje de estigmatizar, perseguir y discriminar a los movimientos que han estado en contra del megaproyecto desde su fecha de iniciación. El Movimiento Rios Vivos está integrado por personas que habitan el territorio, y de organizaciones de base que defienden el Río Cauca. Es por eso que en distintas ocasiones han sido víctimas de amenazas, señalamientos y asesinatos de sus líderes y lideresas.

“Al Movimiento le impiden entrar a los albergues, a nosotros nos impiden la palabra, no hemos podido hacer asambleas, no podemos comunicarnos, solo entre los integrantes del Movimiento con muchas dificultades porque la Policía nos persigue, los organismos de socorro nos lo impiden; incluso, nos han estigmatizado porque decidimos ponernos esta manilla azulita para decir ‘Ustedes tienen una responsabilidad con nuestra seguridad’, les dijimos para los integrantes del Movimiento Ríos Vivos ‘denos un albergue a parte para los líderes por el riesgo en el que estamos, porque nos han matado cuatro líderes y a sus familiares los tienen que cuidar el Estado colombiano’; tiene la obligación de cuidarlos y ni si quiera eso ha hecho, ni siquiera nos ha cuidado. Pero además no nos permiten hablar con la gente y lo que han venido haciendo los funcionarios de EPM, la Alcaldía de Medellín, del puesto de mando unificado, de los organismos de socorro, es decirle a la gente ‘no hable con los de Ríos vivos’ porque el que se acerque a los de Ríos Vivos o el que sea de Ríos Vivos lo van a matar. Que nosotros queremos es sacar provecho de esta situación. ¡Por Dios, cuál provecho!, es que Ríos Vivos somos la gente misma, somos los mismos afectados. Así nos han dicho en la calle, en cada espacio”.

La zozobra de las personas que habitan las orillas del Río Cauca crece cada día que pasa. Personas como AndrésValencia, habitante del municipio de Caucasia, nos deja al descubierto la magnitud de la problemática y lo que genera emocionalmente en las comunidades, afectando su derecho a una vivienda y a permanecer en su territorio.

“No podemos vivir en la zona donde siempre hemos vivido, donde siempre hemos trabajado. En estos momentos tenemos esa complicación en pleno, por la sedimentación del río, por la cantidad de tierra que le han tirado con la construcción de esa carretera, porque toda esa cantidad de tierra la han tirado hacia el río. En este momento nosotros los barequeros, areneros y pescadores hemos tenido que salir del río porque ya no tenemos nada que hacer allí, y si esa represa se llega a caer porque tenemos el riesgo inminente, estamos sufriendo las consecuencias en estos momentos. No tenemos dónde trabajar, estamos pendientes de que eso se pueda venir abajo y nosotros no queremos salir de nuestras viviendas, de nuestras casas, a buscarnos el diario de vivir. Eso ha hecho que en el municipio de Caucasia, que se compone de 130.000 habitantes, se va a inundar el 80%, según la estadística que se tiene. Eso ha causado desastres en las comunidades porque antes hubo desplazamientos de las orillas del río hacia otros lugares, las comunidades no tienen recursos. No sabemos en qué momento se pueda venir ese ‘león dormido’ como decimos nosotros allá, y no solamente nos va a inundar a todo el territorio del Bajo Cauca, imagínense ustedes, según la estadística va a tener de 10 a 12 metros aproximadamente [creciente] que va a pasar por esa zona, desapareceríamos todos los de Caucasia, desaparecería Nechí, todos los municipios que se encuentran en La Mojana [Sucre], todos los que están en el Cañón del Rio Cauca. Mejor dicho, pensar en la magnitud de la tragedia que puede suceder nos puede dar un infarto.”

La tragedia también afecta a las niñas y niños. La comunidad denuncia que en los albergues del municipio de Valdivia las niñas y niños están bajo condiciones de desnutrición ya que no se les administran los alimentos requeridos. Además, se está presentando una situación de abuso de autoridad por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF-, pues dicen a los padres y madres que les quitarán a sus hijos e hijas si ellos salen de los albergues. La tragedia y sus daños psicológicos, han dejado a la deriva, navegando en un problema que no les pertenece, a la niñez de esta región del país.

“Para nosotros es aterrador la situación de las niñas y los niños. Este puede ser el síntoma que nos está canalizando la situación. Los niños hoy están en una situación de violencia, pelean todo el tiempo por la angustia que tienen. Por ejemplo, ahí, en los derechos de las niñas podemos identificar realmente lo que está pasando con su salud sexual y reproductiva, ¡Cómo se le ocurre a este Gobierno obligarlas a planificar, y no decir que hay un riesgo de violación! No decir que hay una situación angustiante porque hay un montón de hombres ahí, los militares incluidos, la defensa civil. Todo es un riesgo, y a las niñas y a las mujeres siempre nos toca la peor parte. ¿A dónde van a ir a denunciar? ¿A quién le van decir lo que está pasando? entonces allá hay una persecución en contra de los niños y niñas, y para lo único que está sirviendo Bienestar Familiar es para que las mamás hoy estén diciendo que se quieren robar a los niños para venderlos. Esa es la percepción que se tiene del Bienestar Familiar”

Mientras se siente la energía futbolera del Mundial, a la vez miles de personas viven una incertidumbre ante lo que pueda suceder con el proyecto Hidroituango. A pesar de la Segunda Vuelta de las elecciones Presidenciales de este 17 de junio, esta evidente tragedia socioambiental no es un tema primordial para la opinión pública.

Así pues, el Movimiento Ríos vivos y el Colectivo de Abogados Jose Alivear Restrepo -CAJAR- presentaron una Medida cautelar al Consejo de Estado donde se exige desmantelar la hidroeléctrica, catalogar como inviable el megaproyecto y, además, se ayude a los afectados por medio de una reparación integral.

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